PRIMER ACTO
La sala polivalente, todo oscuro excepto la
esquina izquierda más alejada de la puerta, donde hay un escritorio
de madera antigua, pantalla grande en el centro, un teclado delante y
un ratón con su alfombra a la derecha. Una butaca cómoda, con
ruedas y reposabrazos frente al escritorio. Altavoces de gran calidad
colgados del techo en cada esquina de la sala.
ESCENA I
CORAZÓN entra con prisa, nervioso, y se sienta en
la butaca. Enciende la pantalla mirando por encima del hombro. Abre
el buscador y teclea sin mirar. Hace un par de clics, murmurando para
sí, hasta encontrar el vídeo que busca. Música swing empieza a
sonar por los altavoces, llenando la sala, mientras que ocupan la
pantalla diferentes parejas bailando lindy hop. Baila en la silla sin
darse cuenta.
CORAZÓN (susurrando, palmeando a contratiempo en
los muslos): Pronto... Muy pronto...
Entra MENTE con el ceño fruncido y ademanes
enfadados. Se acerca sin hacer ruido hasta CORAZÓN y da un golpe
fuerte con la palma abierta sobre el escritorio, haciéndole saltar
en la butaca y girarse con expresión culpable.
MENTE (gesticulando): ¿Qué pronto ni qué
pronta? ¡Con el pie así va a bailar!
CORAZÓN: La estoy motivando, seguro que se cura
antes con una meta...
MENTE (al tiempo que vuelve a golpear el
escritorio): Déjate de metas, ¿no ves que nació con dos pies
izquierdos?
CORAZÓN (persuasivo): Si pudimos hacerlo una vez,
vamos a poder dos.
MENTE niega con la cabeza y sacude la mano,
rechazando el argumento.
MENTE (controlando el tono): Eso fue en la
universidad, ¡hace diez años! Y no te emociones, que de la memoria
me encargo yo (se señala y luego señala a los bailarines), y no fue
así ni de lejos. Además, ¿no tendría que estar escribiendo? ¡Que
queda poquísimo para el CampNaNoWriMo! ¡Y ella perdiendo el
tiempo!
CORAZÓN (sonriendo inocente): No está perdiendo
el tiempo. Se llama... ¿cómo lo llamas? ¡Ah, sí! ¡Documentarse
para la siguiente novela!
CORAZÓN se gira de nuevo hacia la pantalla, con
gesto seguro. Con un par de clics más, pone en pantalla completa a
una conocida pareja de bailarines. La representación es cómica a la
par que profesional. MENTE es incapaz de controlarse. Empieza dando
golpes con la punta del pie, pero al poco rato está bailando sin
moverse del lugar.
CORAZÓN: ¿No ves a Tory, haciendo lo imposible
por convencer a Héctor?
MENTE: ¿Y dices que esto puede contar como
documentación?
CORAZÓN sonríe como el gato de Cheshire, todavía
de cara al monitor. Mirando su reflejo en la pantalla cambia la
expresión por una inocente y se gira a mirar a MENTE. Extiende una
mano.
CORAZÓN (con voz ronca): ¡Bailemos, "Héctor"!
MENTE chasquea los dedos. Se encienden los focos,
iluminando todo el espacio y descubriendo la pista de baile
rectangular que ocupa tres cuartos de la sala. CORAZÓN chasquea los
dedos a su vez, y sube el volumen de la música hasta que pueden
sentirla pulsando en la sangre y retumbando en su caja torácica.
Mirándose a los ojos, ambos cuentan dos compases con todo el cuerpo
y salen disparados, improvisando un lindy hop rápido, perfectamente
sincronizados, moviéndose por toda la pista.
¡Ay, la libertad de los que no están atados por
las leyes de la física!
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