sábado, 5 de marzo de 2016

BINGALOTÁCORA: CampNaNoWriMo



¿QUÉ ES Y EN QUÉ CONSISTE?

Es un concurso, una competición, aunque no en el sentido que se le da habitualmente a los concursos literarios. Aquí nadie más que tú lee lo que escribes —a menos que quieras compartirlo por tu cuenta en tu blog, facebook...—. En el CampNaNoWriMo no hay jurado ni un único ganador. Es muy similar a una maratón, una carrera de fondo contra ti mismo, en la cual durante un mes —sí, todo un mes— deberás escribir una cantidad de palabras mínimas del borrador de una novela, un guion de cine o teatro, poemas, cuentos, ensayo... o cualquier otra forma de literatura.

«¡Pero eso es una locura! ¡Una novela en un mes!»

Sí, bueno, nadie dijo que para escribir no hubiese que estar un poquito loco... Y tampoco hace falta que se escriban cien páginas, o cincuenta, o treinta. En realidad, el propósito último de este tipo de eventos es promover el hábito de sentarse —o pararse, como dicen que hacía Hemingway— cada día y escribir, aunque sean dos líneas.

Sí, ya sé, pero seguidme la corriente por un momento. Dos líneas por día durante un mes, o sesenta líneas, unas tres páginas. El equivalente de un cuento o un relato, perfectamente. Eso que ya ganamos, por el solo escribir dos líneas cada día.

Pero si te pones cada día que puedes y escribes al máximo que te respondan el cerebro, las manos y la vida... es muy probable que acabes el mes con una primera versión de una novela —o gran parte de ella—. Y si te pasa como a mí, que se alargan los proyectos en el tiempo y una novela que en principio debía ocupar cien páginas se extiende hasta superar las trescientas —y más también—... ¡No pasa nada! Porque una vez creado el hábito de escribir a diario, después de que termine el evento, se sigue escribiendo.


¿QUIÉN PUEDE PARTICIPAR?

Cualquier persona mayor de trece años. De cualquier parte del mundo. Para los escritores más jóvenes —de trece a dieciocho años— existe el YWP o Programa para Jóvenes Escritores, una versión protegida y acorde a la edad de los participantes. De modo que la edad no es una excusa. Si tienes algo que contar, es el momento.


¿CÓMO SE HACE?

FORMATO:
Se puede escribir como más te guste. A mano, en taquigrafía, a máquina de escribir, en código morse, tecleando en el portátil, dictado de voz... Nadie va a estar pendiente de cómo lo hagas, ni de si estás cumpliendo tus mínimos diarios.

Recuerdo el NaNoWriMo de noviembre de 2013. Estuve todo el mes en Marruecos, trabajando a jornada intensiva, sin tiempo de escribir todo lo que tenía en la cabeza. Pues acabé dictando en el teléfono cada minuto que tenía libre. Con el contador que usan los tripulantes de cabina para contar el pasaje antes de cada vuelo, yo reproducía las grabaciones y contaba cuántas palabras llevaba para poder actualizar el número en mi perfil y así llevar al día la gráfica.

Y sí, podría haber puesto cualquier número aproximado, pero es parte del entusiasmo de los nanos, el querer ser lo más exactos posible, querer llevar las gráficas al día y comparar los avances con los compañeros.

¿CON PREPARACIÓN PREVIA O SALTO A CIEGAS?

Para esta pregunta no hay una respuesta correcta o única. Desde siempre, desde que el ser humano juntó una letra tras otra, palabra a palabra, hubo dos formas de encarar la creación de historias. Los escritores de brújula y los de mapa.

Escritores de brújula son los que suelen empezar a escribir con una idea general de lo que quieren hacer, de unos personajes, con más o menos detalles. Es probable, aunque no necesario, que sepan a dónde quieren llegar, qué final tendrá.

De esta forma escribí los pocos cuentos infantiles que tengo y mi primer novela —así me fue, que todavía está esperando a que la ponga en orden—. No es un mal sistema, y hay muchos escritores reconocidos que escriben así. Stephen King, sin ir más lejos. Y me parece perfecto. Es una manera de trabajar tan válida como cualquier otra.

Pero yo siempre fui analítica, de los que tenemos que pensar y darle vueltas mil veces a todo antes de decidir qué paso dar. Antes de irme de viaje —ya sea literal o figurativamente—, yo siempre necesito tener mis mapas, mis esquemas. Investigar lo que hay en esa ciudad, qué monumentos, qué museos, qué plazas y centros de interés para mí... Todo lo que pueda saber antes de ir, para poder disfrutar todo lo posible y sacarle el máximo rendimiento al tiempo de viaje.

Por supuesto que ese plan -es posible que- cambiará durante el trayecto. Quizá, cuando por fin llegues, descubras que ese súper-hiper-mega-divertido personaje no tiene nada que agregar, o que apenas un detalle que aparezca casi por casualidad... se convertirá en un hecho fundamental de la historia —como me pasó al escribir la segunda parte de Wonderwall y la aparición del vecino, un personaje salido de la nada, que no parecía importante en ese momento... pero se hizo su lugar hasta ser casi crucial en el desenlace de la historia.

Cualquiera de los dos métodos son válidos, depende de cada uno y lo que le funcione mejor. Lo que yo recomiendo es probar ambos, para ver cuál nos conviene más. Lo que sí es cierto es que para meterse en un proyecto como el CampNaNoWriMo, en el que es muy fácil querer mandar todo al cuerno —sí, es así para todos, no hay vergüenza en reconocerlo—, se tienen más posibilidades de llegar más o menos bien parados al final si se ha preparado.


¿QUÉ LO HACE TAN CARACTERÍSTICO?

Muchas cosas. Demasiadas para ponerlas en un artículo, y seguramente me deje las más obvias en el tintero. Pero bueno, ahí vamos:
  1. Es un evento mundial.
  2. Puede entrar, literalmente cualquiera, con cualquier nivel de experiencia.
  3. Hace social algo tan... solitario como es la escritura.
  4. Es fuente de conocimiento, tanto de temas relacionados con la escritura como de experiencias vitales —y va relacionado con el punto anterior.
  5. Su duración. Un mes, en toda la vida, no es una cantidad de tiempo tan grave para «perderla», si después de participar resulta que no es lo que te va mejor. Vale, sí, un mes es tiempo, pero... ¿Cuántas horas dejamos pasar, haciendo nada, en toda nuestra vida? En mi opinión, un mes no es nada, especialmente cuando se emplea haciendo algo que te gusta.
  6. Te da la oportunidad de hacerlo mal. Sí, en serio. Como nadie va a leerlo —a menos que así lo quieras, claro—, te quita mucha presión. No pasa nada si sale... regular, si no es perfecto. Es más, al querer hacerlo en un mes, es casi seguro que saldrá mal. Al menos, muchas partes. Es lo que toca. Tener algo, más o menos tosco, sobre lo que poder trabajar y pulir.
  7. Al terminar tienes el diploma que certifica tu logro. ¿Y a quién no le gusta un diploma precioso con su nombre? Además, claro, del orgullo que sientes por haber llegado hasta el final. ¡Habrás  creado algo! ¡De la nada, de tu imaginación, de tu alma! Es algo único, y muy valioso.
  8. Por último, pero no por eso menos importante... ¡ES COMPLETAMENTE GRATIS! Tienen una tienda de regalos y material de papelería y un sistema de donaciones para mantener la plataforma, el YWP, a todo el personal... Pero nadie te obliga a nada. Puedes participar diez años y aun así no poner un solo euro.


¿CUÁNDO ES?

¡Tenemos suerte! Durante el año hay tres eventos NaNoWriMo: Abril y Julio, los CampNaNoWriMo —con objetivo variable—; y en Noviembre, el NaNoWriMo clásico, es decir, con el objetivo de escribir 50.000 palabras en ese mes.


¿CÓMO PUEDE HACER SOCIAL ALGO INTROVERTIDO POR DEFINICIÓN?

El hecho de escribir la historia sigue siendo algo exclusivo entre el escritor y la «página» —sea física, virtual, de audio...—, pero te proporciona un punto de reunión virtual con otros millones de personas en la misma situación. Tanto los foros del sitio —en inglés—, como los foros específicos de cada país —en sus respectivos idiomas—, las «cabañas» durante el CampNaNoWriMo —salas de chat para un grupo de ocho a diez participantes que permanece activa durante todo el evento—, los grupos de facebook de cada país, los retos diarios vía twitter...

Todo eso hablando de comunicación con unos y ceros. Porque también hay parte física: Las quedadas por ciudad, los talleres literarios, las reuniones en centros culturales con charlas de autores de renombre...

Tanto en el espectro virtual como en el físico, te aporta la posibilidad de conocer a muchísima gente, de diferente educación, culturas, vivencias, experiencia editorial... Puedes conseguir información y expertos sobre casi cualquier tema que se te pueda ocurrir. Incluso hay una sección específica para preguntas, dudas y demás sobre lo que sea que necesites. Dejas tu pregunta —si es que nadie la hizo antes— y al poco tiempo tienes cientos de respuestas.

Hay mucho espíritu de colaboración y compartir ayudas, consejos, experiencias pasadas... La competencia es contra uno mismo, en grupo se colabora para lograr llegar todos a la meta. Y ese empuje, esos ánimos, muchas veces trascienden al evento, a la literatura, a lo que nos reunió en un primer momento. Yo misma soy un buen ejemplo de ello: Conocí a mis mejores amigas gracias a un NaNoMail —el correo interno para escribir a otros participantes de forma privada, fuera de los foros de discusión—, hace ya cuatro años y medio, cuando en medio del NaNoWriMo me escribió elogiando mi buen ritmo. Tan sencillo como eso, yo respondí y ellas a mí —porque acabamos en conversaciones a tres, junto con su hermana— hasta hoy. Nos reunimos cuando se puede, y cuando no, para eso tenemos Internet.


OK, ACABO DE DARLE UNA OJEADA, PERO... ¡ESTÁ TODO EN INGLÉS!

Eso puede ser un problema, en principio, pero no necesariamente. En los foros por región/país, en los grupos de facebook, las wiki... Hay muchas traducciones donde se explica todo, para que no tengas problema y puedas participar, tengas conocimientos de inglés o no —y aunque sepas inglés, a veces cuesta encontrar las cosas por la página al principio, así que pregunta sin miedo—. Además, siempre tendremos la opción de usar algún traductor para salir del paso.


SÍ, SÍ, TODO ESO ESTÁ MUY BIEN, PERO... ¿CÓMO HAGO PARA PARTICIPAR SI NO ESCRIBO EN INGLÉS?

¿Recuerdas que no hay jurado? Puedes escribir en el idioma que te sea más cómodo.

La mayoría de la gente escribe en su lengua materna. En el caso de la gente que vive en zonas geográficas bilingües —suizos, canadienses, gallegos, catalanes, vascos...— o que han estudiado un segundo idioma, pueden elegir con cuál participar.

En mi caso, usé la primer experiencia como práctica de catalán. Había llegado hacía un par de años a Barcelona y quería exprimir ese mes mejorando mi aprendizaje.

Las siguientes veces, escribí en castellano. Llegué a la conclusión de que una novela es un proyecto demasiado largo como para meterme en camisa de once varas con otros idiomas, pero no descarto escribir relatos y cuentos en inglés o francés —gracias trabajo por hacerme aprender a los porrazos— como práctica para seguir aprendiendo.


¡ESPERA! SI ES EN ABRIL... ¿POR QUÉ SOLTAR TODA ESTA PARRAFADA AHORA, QUE ACABAMOS DE EMPEZAR MARZO?

Principalmente, porque marzo, junio y octubre son los meses de NaNoPrep. Los meses de preparación —pensar la idea, hacer o no esquemas, investigar todo lo que puedas necesitar para documentar la historia... Preparar el material donde vayas a escribir, avisar a los cercanos de que vas a desaparecer por un tiempo en tu mundo —en mi caso, nada del otro jueves... Ja, ja. Ja—. Es el mes de calentar motores, de entrenar, escribir cada día un poco más que el anterior. Un mes en el que iré poniendo cada viernes recursos, estrategias, y demás cosas que a mí me fueron útiles para sobrevivir a cada evento... y que me hacen crecer como escritora.


UF... ¿VAS A ESTAR DOS MESES COMO LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ? EN PLAN «¿TIENE UNOS MINUTOS PARA HABLAR DE NUESTRO SEÑOR NANOWRIMO?»

No. Absolutamente no... Ok, no demasiado. Yo no estoy para convencer a nadie. Lo único que pretendo hacer es transmitir un conocimiento. La existencia de este tipo de evento. Yo escribía antes de conocer la iniciativa. Pero tras participar una vez, mejoré muchísimo. Después del NaNoWriMo, empecé a tomármelo más en serio, a investigar y aprender.

Una escritora a la cual encontré por la red buscando cualquier artículo que me pudiese ayudar a escribir mejor, fue quien me presentó este mundo de posibilidades. Pero, de hecho, hizo algo más que decirme «aquí está, esto tan maravilloso es para todos los que quieran». Como ya dije, yo le doy vueltas a todo. No soy impulsiva para nada. Así que te puedes imaginar la de idas y venidas mentales que le di al tema. Sobre todo, por pura inseguridad. Yo no era escritora, apenas era una afición para mí. Esas cosas eran para los realmente grandes, para los talentosos, para los que sabían... En medio de ese monólogo al estilo «ser o no ser», ella respondió a mi comentario en el blog, y me dio el empujón que me faltaba.

Años y años después, casi seis novelas más tarde, me sigo acordando de la importancia que tuvo ese artículo, ese comentario respondido. Para mí fue un antes y un después como escritora. ¿Hubiese seguido escribiendo, sin esas palabras de ánimo? Seguramente. Apoyo no me faltó nunca, gracias a mis tres locos incondicionales, pero... ¿Hubiera seguido avanzando con convencimiento, buscando la profesionalidad narrativa? ¿Me hubiese planteado la escritura como medio de subsistencia? No lo creo.


Por eso, si con alguno de estos escritos que vaya dejando por el blog consigo inspirar, hacer pasar un rato divertido, doy algún empujón o simplemente distraigo de la realidad por un rato... Habrá valido la pena.

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